Los planes de Navidad a los que nos habíamos mentalizado cuelgan de un hilo. Como ocurrió en verano, ahora nos hemos hecho la ilusión, alimentada por la inminente llegada de las vacunas, de que, con el control de la segunda ola, el virus sería arrastrado por ella. Un espejismo que, la pandemia, una vez más, se ha encargado de borrar con otra bofetada de realidad: estamos abocados a unas fiestas familiares sin los familiares.
Los datos así lo reflejan. Después de varias semanas de aparente tran