Los grupos ecologistas británicos han urgido al Gobierno de Boris Johnson la introducción de una prohibición total de la exportación de residuos de plástico, durante la tramitación de la Ley de Medio Ambiente que esta semana entrará en el Parlamento.
Una reciente investigación de Greenpeace ha revelado que las islas británicas reciclan menos de la mitad del plástico que generan: 688.000 tolenadas al año son “exportadas” principalmente países como Turquía, Malasia y Polonia, mientras que 486.000 se quedan en su propio suelo. El Reino Unido es de hecho el segundo mayor productor mundial de residuos plásticos “per capita” después de Estados Unidos.
El 30% de los residuos (el equivalente a 209.642 toneladas en el 2020) son exportados a Turquía, donde acaban siendo quemados, acumulados o vertidos en las playas y en los ríos, y causando de paso un grave problema ambiental, especialmente en el sur del país. La exportación de plásticos a Turquía se ha multiplicado por veinte en cuatro años tras la prohibición implantada por China, el mayor receptor de residuos británicos hasta el 2016.
La campaña iniciada por Greenpeace -con el vídeo de animación “Wasteminster” que recrea la avalancha de 1.800 millones diarios de kilos de plástico sobre Downing Street- ha tenido un efecto fulminante en la opinión pública británica en los últimos días y ha provocado ya las primeras reacciones políticas.
Turquía, con un tasa de reciclaje de apenas el 12%, ha anunciado esta semana la prohibición de las importaciones de la mayoría de los residuos plásticos, incluidos los que contienen polietileno (como los envases de yogur, las botellas de leche o los botes de detergente o champú), que constituyen el 94% de las exportaciones del Reino Unido.
Los grupos ecologistas reclaman que la nueva Ley del Medio Ambiente vaya más allá de la prohibición actual de exportar plásticos a países que no sean miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la pertenece precisamente Turquía.
“Vamos por detrás de la Unión Europea, que ya introdujo la prohibición de exportar residuos plásticos a países en desarrollo en enero”, advierte Sian Sutherland, al frente del grupo A Plastic Planet. “Tenemos que dar un paso al frente, asumir nuestros propios desechos y prohibir las exportaciones de residuos de plástico a todos los países”.
“El problema no es que la gente no recicle lo suficiente, el problema es que aún se produce demasiado plástico de usar y tirar”, advierte Megan Randles, portavoz de Greenpeace, que recalca el deber moral del Reino Unido de sentar un prececente a escala global tras las recientes revelaciones.
“La Ley del Medio Ambiente ofrece al Gobierno la oportunidad de poner metas en el horizonte como la reducción del 50% del plástico de un solo uso en el 2025”, asegura Randles. “Nuestra evidencia del plástico británico vertido y quemado en Turquía ilustra la necesidad de usar esta ley para prohibir todas las exportaciones de residuos”.
Según Greenpeace, un total de 241 camiones con residuos plásticos -procedentes del Reino Unido y de la Unión Europea- entran a diario en Turquía. Las leyes en vigor condicionan la exportación de estos desechos al requerimiento de ser reciclados. En diez lugares cercanos a la ciudad de Adana, el pasado mes de marzo, los investigadores de la asociación ecologista encontraron restos de los supermercados británicos en las playas y en vertederos ilegales en las montañas.