Aunque sin duda molesta, la mascarilla sigue siendo uno de los escudos fundamentales para limitar la propagación del coronavirus. Decisiva para protegerse a sí mismo y a los demás, la mascarilla dificulta la respiración, más más aún con la llegada del calor, pero también genera problemas en la piel, especialmente a las personas que ya padecen problemas cutáneos.
Varias encuestas han destacado un aumento de acné, rosácea, dermatitis y diversas irritaciones, tanto en pacientes que ya las padecían