Paisajes cortafuegos: una propuesta para evitar los incendios forestales y revitalizar el medio rural
Los pueblos vacíos, con terrenos de producción extensiva sin utilizar y masas forestales olvidadas, son la oportunidad perfecta para que el fuego se disperse de manera imparable. La organización World Wildlife Fund (WWF) ha presentado su 18º informe anual de incendios forestales, en el que alertan de la peligrosidad que tiene el factor humano si se suma a paisajes descuidados y al cambio climático.
Este informe Ibérico (que engloba datos de España y Portugal) muestra que desde 2011 los incendios forestales presentan una tendencia descendente, lo cual significa un avance contundente en los mecanismos de protección del medioambiente; sin embargo se han contabilizado 12.000 siniestros en la temporada de fuegos. Sigue siendo una cifra que supone graves daños, especialmente al medio rural, y requiere una gran inversión por parte de las arcas públicas.
La superficie quemada también disminuye algo más del 20%, aunque lo realmente preocupante es la proporción de los grandes incendios, denominados de sexta generación, que no cesan su actividad hasta haberlo quemado todo. Este tipo de siniestros ha aumentado en un 12% y es un fenómeno alarmante a nivel mundial, con casos como el de Chile en 2017 y Australia en 2019. “Cada vez se queman menos superficie pero el fuego es mayor en zonas simultáneas, con trayectoria impredecible e inapagable”, afirma Enrique Segovia, director de conservación de WWF España.
El cambio climático es otro factor negativo que influye en esta problemática. Hace que los daños sean más extremos en el arco mediterráneo y favorece a la aparición de incendios debido a las sequías, el desequilibrio atmosférico y las altas temperaturas. Aún así el 95% de estos incidentes se deben a la actividad humana, en relación con el abandono de las áreas rurales. Por ello la asociación propone como solución los “paisajes cortafuegos”.
Los paisajes de tipo mosaico serían una solución eficaz contra esta amenaza, según explica Lourdes Hernández, coordinadora de la lucha contra incendios en WWF España. Revitalizar un terreno, dotarle de recursos y explotarlo de manera tradicional hace de cortafuegos, ya que con ello se evita la dispersión debido a la homogeneidad. “Promover sistemas como dehesas, cultivo tradicionales como viñedos, sistemas pastoriles, prados de siega. Una gestión forestal inteligente, menos inflamable”, explica la coordinadora.
La intención es combinar sistemas de alto valor natural con una gestión forestal inteligente, que debe estar ajustada a las necesidades de cada región. España cuenta con 28 millones de hectáreas forestales, con recursos muy variados para su utilización: madera, resina, plantas aromáticas, corcho o miel. Espacios que se han dejado de lado mucho tiempo y es el momento de poner en marcha.
Paísaje MosaicoWWF
“Las condiciones nos llaman a actuar inmediatamente, conocemos el problema, la solución y el sistema de paisajes que tenemos”, dice Segovia. Si continúa esta situación, en 15 años la superficie quemada aumentara un 25%; si se toman medidas sobre los escenarios se puede disminuir hasta el 50%.
Estas medidas no solo ayudan al medio ambiente, también al ecosistema rural. El medio rural se encuentra habitado por tan solo un 16% de la población, la España vacía comienza a suponer un problema, ha desaparecido el pastoreo y económicamente esas zonas se ven más perjudicadas. Un aumento en su actividad, inyectaría vida en las zonas olvidadas de la provincia.
Hay escapatoria a este escenario, si se cuenta con la conciencia ciudadana y la actuación política. Cada comunidad autónoma debe identificar sus zonas de riesgo y actuar sobre esas áreas. Un ejemplo de ello es la prohibición de plantar eucaliptos en Galicia, ya que se trata de una especie que, debido a su homogeneidad y capacidad inflamable, supone un peligro.
Estos paisajes resistentes en caso de que salte la chispa, son la estrategia más eficaz contra los incendios forestales de cada verano. Pero es necesario sumarle vigilancia, control y sanciones, según asegura WWF, pues el 53% de incendios son provocados y algunos no intencionados se deben a mala praxis. “No debemos confiarnos, el hecho de que este verano disminuya el número de fuegos, muchas veces anuncia que se acercan años con mayor riesgo”, cuenta Hernández.