Qué se podrá y no sé podrá hacer cuando llegue la vacuna

HEALTH

¿Supone la llegada de la vacuna el fin de la pandemia?

No. En primer lugar, los millones de dosis necesarias para inmunizar a un porcentaje suficiente de la población (por encima del 70%) no estarán disponibles de forma inmediata. Comienza un proceso que se prolongará durante meses hasta poder controlar la transmisión del SARS-CoV-2. La tarea que queda por delante -la fabricación y distribución de dosis a gran escala- supone un nuevo desafío para los sistemas de salud públicos.

¿Quién se vacu

nará primero?
En una primera etapa, la protección que otorgan las vacunas quedará reservada a los pacientes de mayor riesgo y al personal sanitario. Eso significa que durante la primera mitad del próximo año la mayoría de países continuará dependiendo de las restricciones y el seguimiento y rastreo de casos (contact tracing), una estrategia que ha demostrado su eficacia en Asia pero que el resto del mundo no ha conseguido aplicar.
¿Podremos dejar de usar la mascarilla?
No. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha mostrado su preocupación ante una posible relajación de los gestos barrera y ha advertido que “la distribución de las vacunas contra la Covid-19 no eliminará por sí sola la pandemia”. De todas formas, las vacunas no llegarán a tiempo para prevenir las transmisiones y hospitalizaciones en estas primeras semanas de invierno. Las infecciones tendrán que reducirse con las mismas herramientas que se han venido aplicando hasta ahora.
En España, el gobierno espera comenzar con la primera etapa de vacunación en enero, cuando las autoridades europeas den su visto bueno a Pfizer, y ocupará el primer trimestre de 2021. Se inmunizará primero a los mayores en residencias de ancianos y a sus cuidadores, a los sanitarios de primera línea y a las personas dependientes no institucionalizadas (unos 2,5 millones de ciudadanos, según estimaciones del Ministerio de Sanidad). Si todo va según lo previsto, otros grupos prioritarios se irán añadiendo progresivamente en la segunda etapa, entre marzo y junio, para después ampliarse a la mayoría de la población, a partir de verano. “El mensaje importante es que, incluso cuando llegue la vacuna, no viene a sustituir a la mascarilla”, matiza Federico de Montalvo, presidente del Comité de Bioética de España y profesor de Derecho en ICADE “ambas van convivir durante mucho tiempo”.
Si tengo la vacuna, ¿puedo empezar a relacionarme como antes con la gente?
Dado que tanto las vacunas como el coronavirus no existían hace tan sólo un año, la respuesta inmunológica a largo plazo ante la Covid-19 presenta aún múltiples incógnitas. No sabemos, por ejemplo, si protege sólo de la enfermedad o también impide el contagio. Los ensayos de Pfizer y Moderna sólo registraron cuántas personas vacunadas desarrollaron la enfermedad, no cuántas transmitieron el virus. AstraZeneca sí ofrece algo más de luz en este sentido, ya que realizó test regulares a sus voluntarios, y sus resultados sugieren que la vacuna podría prevenir, al menos parcialmente, también las infecciones.
Pero la posibilidad de que los inmunizados puedan transmitir SARS-CoV-2 no está aún descartada, lo que refuerza la importancia de los gestos barrera incluso en las personas vacunadas.
¿En verano ya habrá pasado todo?
Los escenarios sanitarios para el próximo año son difíciles de aventurar, ya que el despliegue de las vacunas está condicionado por múltiples variables. El calendario pasa por un invierno difícil y una primavera llena de incógnitas. “En la mayoría de países, no creo que se pueda volver completamente a la normalidad durante algún tiempo”, admite Justin Lessler, profesor de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, “pero si la vacuna funciona tan bien como los resultados de los ensayos sugieren y confiere una inmunidad duradera, para verano podemos acercarnos mucho más a cómo eran las cosas antes”.